「Cᴀᴘɪ́ᴛᴜʟᴏ V」𝐴𝑙 𝑚𝑎𝑛𝑑𝑜
La salud del Papa Zero era una de las principales prioridades, seguida del cuidado del más joven de sus descendientes. Durante esa semana Sister Imperator se encargó personalmente de atender a quién había sido el amor de su vida.
—Deberías estar en el Clero ¡No hay nadie mejor que tú para administrarlo! —habló el respetable Papa.
—Deja ya los berrinches, te he dicho que dejé el ministerio en buenas manos.
—¿Te refieres a ese Cardenal? ¡Satán nos libre! ¡Ese hombre es tan torpe que podría incendiar el ministerio entero en plena misa negra!
—Sólo sucedió una vez ¿Debo recordarte que eso mismo paso en una de las que tu oficiaste?
—Y desde ese entonces no escatimamos en velas de mejor calidad.
Aquel comentario causo una sonrisa en la hermana pero ésta se esfumo cuando habló:
—¿Quieres hablar al respecto?
—No hay nada que hacer —la cortó Nihil.
—¿Estás hablando de tu descendencia...?
—La cual acaba de morir —interrumpió.
Imperator le miro extrañada.
—Muy bien, entiendo.
—El cardenal puede continuar al mando.
La mujer no pudo ocultar su sonrisa, lo que la llevó a acariciar una de sus mejillas con ternura.
—Se lo haré saber.
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